Dos generaciones presiden el trabajo bien hecho de Freiduría Marteña. La empresa que ahora dirige Juan García nació en manos de su padre, también Juan, pero bajo el paraguas de una churrería junto al convento de las Trinitarias de Martos donde se pelaban y cortaban a mano las patatas que después se freían para la venta a los vecinos. Tostaba el maní y las pipas en el horno de otros marteños que se dedicaban a la venta de pan. Cuando el negocio comenzó a ir viento en popa debido a la calidad de sus patatas fritas, Juan comenzó una tímida producción industrial, muy primitiva, contratando a mujeres del municipio para que envasaran el producto y sellaran las bolsas para venderlas a otros puntos de la comarca. El primer Juan García no conoce la empresa tal y como produce hoy su antigua receta de patatas fritas, unas modernas instalaciones en el polígono industrial de la localidad donde además se tuestan los frutos secos y se elaboran otra clase de snacks.
Freiduría Marteña está trabajando en mejorar el sistema de ventas a través de su página web, aunque sus productos son fáciles de localizar en los supermercados y grandes superficies. No obstante, atienden cualquier pedido, venga de donde venga, a través del correo electrónico y el teléfono.